El ngoni: el laúd africano 🎶
El ngoni es un laúd de cuerdas tradicional del África Occidental, especialmente asociado a las culturas mandinga (Mali, Senegal, Burkina Faso, Guinea) . Este instrumento de mango largo y caja hueca (a veces una calabaza tallada) lleva una membrana de piel de cabra y de 4 a 10 cuerdas tensadas con tiras de cuero . Se sabe que existe desde al menos el siglo XIV: el viajero marroquí Ibn Battuta lo mencionó en la corte de Mansa Musa en 1352 . Con el paso de los siglos, el ngoni evolucionó con los imperios mandinga-bambara; de hecho se cree que dio origen al banjo afroamericano cuando esclavos mandinga llevaron su música al Nuevo Mundo . En resumen, el ngoni nació en el Sahel (sobre todo Malí) y lo tocaban griots (jeli) y cazadores rituales de las sociedades tradicionales del oeste africano.
En su historia reciente aparecen variantes como el kamalé n’goni (“arpa de joven”), creado en Malí en los años 50 por el músico Allata Brulaye . Este modelo más pequeño (afinado una cuarta más alto que el donso n’goni tradicional) se popularizó en la región de Wassoulou y es frecuente en la música contemporánea maliense . A su vez, el donso n’goni es la versión grande de los cazadores (con unos 6 cuerdas), todavía usado en ceremonias de iniciación y rituales de magia . Así, mientras el kamalé es un instrumento de entretenimiento juvenil (sus letras hablan de temas actuales ), el djeli n’goni (de griots) y el donso mantienen la tradición histórica del ngoni en Malí y países vecinos.
Materiales tradicionales y evolución
La construcción del ngoni es muy artesanal. Su caja de resonancia suele ser una calabaza (de Cucurbita maxima o Lagenaria siceraria) vaciada y pulida, o hoy en día a veces una caja de madera tallada . La piel de cabra se fija al cuerpo, creando un efecto parecido al de un tambor . El mástil, largo y delgado, puede ser de madera dura local (p.ej. nogal africano) o de caña resistente del Níger . Originalmente las cuerdas eran de tripa animal, pero hoy es común usar nailon o incluso hilo de pesca para mayor durabilidad .
Con el tiempo el ngoni ha agregado más cuerdas para ampliar su rango. Tradicionalmente llevaba 6 cuerdas, pero artesanos modernos han llegado a añadir 8, 10, 12 o hasta 18 cuerdas . También se incorporaron clavijas metálicas de afinación (como en guitarras) para mayor precisión. Estas innovaciones mantienen el espíritu ancestral pero amplían su versatilidad: hoy existen ngonis de viaje electrificados, e incluso versiones eléctricas con pastillas para escenarios grandes.
Cómo se toca: técnica y afinaciones
El ngoni se toca con las yemas de los dedos (índice y pulgar) pellizcando o rasgueando las cuerdas, sin púa. Se apoya vertical en el regazo o con una correa, de modo que el intérprete use ambas manos: la izquierda talla o acorta las cuerdas largas contra el mástil y la derecha las puntea. La afinación tradicional es pentatónica (de cinco notas) , lo que produce las melodías típicas de la música mandinga. No obstante, algunos intérpretes exploran escalas heptatónicas (“modernizaciones” documentadas, p.ej. por Adama Yalomba) . El músico puede ajustar la afinación moviendo los nudos de cuero que sostienen las cuerdas.
Un caso ilustrativo es el donso n’goni: tiene cuatro cuerdas principales (dos largas y dos cortas). Las cuerdas largas se presionan con los dedos de la mano izquierda al estilo de una guitarra para cambiar de nota, mientras las dos más cortas se fijan a notas concretas según la pieza . Esta técnica permite tocar melodías repetitivas y acompañamientos rítmicos simultáneos. En general, cada intérprete desarrolla su propio estilo de trasteo y percusión (algunos incluso golpean ligeramente la caja). En el entorno tradicional mandinga se aprende con patrones fijos (“Sira Ba Kilin” fue la primera melodía didáctica del kamalé n’goni ).
Rol cultural y social del ngoni
En las sociedades mandinga el ngoni es mucho más que un instrumento: acompaña la memoria colectiva. Los griots (jali) lo utilizan como banda sonora de relatos históricos, épicos y ceremonias familiares. Con él cuentan las gestas de héroes, cantan alabanzas o narran eventos de la comunidad en bodas y funerales. Por ejemplo, en Malí se solía tocar para acompañar canciones antiguas y poemas narrativos (fasa) . Cada melodía del griot-n’goni conecta al público con la tradición oral, manteniendo vivas las canciones ancestrales de pueblos bambara y mandinga .
El donso n’goni, por su parte, está ligado a los cultos de cazadores. Sus sones acompañan danzas, festivales y reuniones comunitarias, y hoy se siguen transmitiendo de generación en generación como expresión del patrimonio musical de la región.
El ngoni hoy: música contemporánea y fusiones 🎸
Desde las últimas décadas el ngoni ha salido de su contexto tradicional para brillar en el mundo global. El maliense Bassekou Kouyaté es el estandarte moderno: con su banda Ngoni Ba convirtió el ngoni en instrumento solista de rock, integrando amplificador y pedales de efectos . Bassekou ha colaborado con grandes estrellas (Bonnie Raitt, Eric Clapton) y fusiona ritmos de blues, country y rock con la música mandinga. Otros músicos africanos contemporáneos también destacan: Cheick Hamala Diabaté (Mali) toca ngoni y banjo, y tiene nominaciones al Grammy; Rokia Traoré incluye ngoni en su banda; el joven Moussa Kouyaté (hijo de Bassekou) y Abdoulaye “Kandiafa” Koné renovaron el estilo. En Occidente el ngoni aparece en proyectos de world music: por ejemplo, la Kronos Quartet grabó con el grupo maliense Da Kali (que incluye ngoni), y la guitarrista de jazz Leni Stern lo incorpora en sus composiciones . Incluso raperos y DJs de África occidental le dan nuevos grooves, y festivales de jazz/World alrededor del mundo programan conciertos de artistas del ngoni.
Imagen: Músico tocando el kamalé n’goni (árpa de “joven”) en Malí. Hoy jóvenes intérpretes siguen expandiendo las fronteras del ngoni. Han adaptado técnicas modernas (tocar de pie con correa, usar múltiples cuerdas y efectos electrónicos) para fusionarlo con géneros como el jazz, el blues o el rock . Así, este instrumento milenario suena tanto en aldeas africanas como en teatros internacionales, demostrando su sorprendente versatilidad musical.
Comparación con la kora y el banjo
La kora es el primo más cercano del ngoni en África Occidental. Ambos son laúdes con cajas resonantes, pero la kora tiene cerca de 21–22 cuerdas afinadas diatónicamente y un rango de varias octavas . En cambio el ngoni es más compacto (usualmente 4–10 cuerdas) y se afina en escalas pentatónicas, con un rango de cerca de una octava . Técnicamente, la kora se toca apoyada en el suelo con dos manos libres en ambas mitades de cuerdas; el ngoni se toca en el regazo o colgado, usando las manos en la misma secuencia melódica.
Por otro lado, el banjo afroamericano proviene directamente del ngoni y el akonting (un laúd de los pueblos jola) . Ambos (ngoni y banjo) comparten cuerpo cilíndrico cubierto de piel y una técnica de punteo. Sin embargo el banjo evolucionó con cuerdas metálicas y trastes fijos, un cuello robusto de guitarra occidental y afinación de estilo country/blues. En pocas palabras, podríamos llamar al ngoni el “antecesor africano del banjo”: ambos tienen alma musical común, pero cada uno siguió su propio camino según la cultura donde nació .
Curiosidades 🤔
- Precursor ancestral: El djeli n’goni es posiblemente el instrumento jeli más antiguo, anterior al balafón o la kora . En el imperio de Malí su sonido indicaba un estatus alto, al alcance de pocos.
- Magia y leyenda: Según un mito mandinga, el sabio Fakoly recibió un pequeño n’goni a los 7 años que tenía poderes mágicos: con sus dos cuerdas “podía cumplir deseos” y le acompañaban 1.400 espíritus . Esta historia ilustra el aura mística con que se veía el ngoni.
- Otros nombres: En Senegal se le llama xalam, en Gambia konting, y en otras lenguas aparecieron variantes como molo o gambare . Curiosamente, en Marruecos el laúd de los griots gnawa (llamado guembri o sintir) deriva directamente del ngoni traído por esclavos mandinga en el siglo XVI .
- Ngoni eléctrico: El kamalé moderno ha incorporado correa y amplificador. En 1985 Bassekou Kouyaté introdujo un strap para tocar de pie (inspirado por guitarristas), rompiendo la tradición de tocar sentado . Esto le permitió al ngoni alcanzar el protagonismo principal en el escenario, como si fuera una guitarra eléctrica.
- Ícono global: Hoy en día es fácil encontrarlo en fusion jazz y folk de múltiples países. Por ejemplo, el bajista neoyorquino William Parker y la guitarrista alemana Leni Stern han tocado ngoni en sus conciertos . Así, el humilde laúd mandinga sigue dando la nota en todo el mundo.
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